Martín Cabrales sobre el crecimiento del cultivo en Tucumán: “El café es lo más bebido después del agua”

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Por primera vez en la historia argentina, una de las empresas más importantes del país en el rubro cafetero apuesta por un cultivo local. La alianza promete transformar el pedemonte tucumano en un nuevo polo de producción gourmet.
“El café es lo más bebido después del agua”, asegura a Buen día, el programa de LG PLAY, Martín Cabrales, presidente de la tradicional firma cafetera argentina, y no es una frase casual. El consumo sostenido de esta bebida en el país y en el mundo se conjuga ahora con una noticia inédita: el desembarco de Cabrales en Tucumán para apoyar, junto al Instituto de Desarrollo Productivo de la provincia (IDEP), el crecimiento de un café local de calidad.

El acuerdo fue firmado hace apenas unos días, pero viene gestándose desde hace más de un año. Según Cabrales, esta alianza estratégica implica capacitación técnica, apoyo educativo, evaluación de calidades y, a futuro, la comercialización industrial de café producido en Tucumán. «Esto coloca a la provincia en el mapa cafetero», señaló el empresario, entusiasmado por el potencial agroecológico del pedemonte tucumano, donde ya hay entre 8.000 y 9.000 hectáreas aptas para la plantación.

Aunque por décadas la Argentina fue solo importadora de granos crudos —en su mayoría provenientes de Brasil, Perú, Colombia y Costa Rica—, la posibilidad de generar materia prima en el país marca un antes y un después. «Así como Mendoza tiene su Malbec, Tucumán puede llegar a tener su propio tipo distintivo de café», auguró Cabrales.

La apuesta no es menor. El cultivo del café requiere trabajo intensivo y abre oportunidades laborales significativas en el interior tucumano. Actualmente, hay alrededor de 15 pequeños productores cafetaleros en la provincia, pioneros en una industria incipiente que ahora suma respaldo institucional y empresarial de peso.

El convenio contempla la transferencia de conocimientos a través de la Academia del Café de Cabrales, que brindará formación tanto a caficultores como a baristas. “Vamos a caminar juntos este trayecto, con la mirada puesta en los próximos diez años”, afirmó Cabrales, quien destacó que el café que se produzca en la región será del tipo arábica, e incluso variedades gourmet como el geisha.

Consultado sobre si ya probó el café tucumano, el empresario admitió que aún hay poco para degustar, pero los primeros indicios son prometedores. “Lo que he probado y lo que se ha plantado me dan seguridad. Pero esto no se puede acelerar, es la planta la que marca los tiempos”.

La iniciativa cobra relevancia también en un contexto de apertura de importaciones y aumento de la competencia internacional. Sin embargo, Cabrales considera que una producción nacional, aunque no llegue a cubrir todo el mercado, sí podrá diversificar la oferta y acercar al consumidor argentino una nueva identidad cafetera. “El día de mañana uno va a encontrar una variedad de café argentino, de Tucumán, en la góndola”.

La empresa, que ya cuenta con 84 años de historia, viene innovando desde hace tiempo: fue pionera en lanzar cápsulas compatibles, desarrolló productos junto a La Serenísima y trajo desde Italia la primera Academia del Café en Sudamérica. Cabrales asegura que el mercado actual demanda cada vez más café tostado sin azúcar, blends personalizados, cafés especiales y consumo consciente. “Hay un redescubrimiento de la bebida, sobre todo entre los jóvenes”, sostuvo.
El café, dice, ya no es solo una bebida: es un estilo de vida. Y Tucumán, con su nuevo rol como productor, parece estar listo para sumarse a esa tendencia global.